Funciones del lenguaje
Por funciones del lenguaje se entienden los distintos cometidos con que el lenguaje se usa por parte del ser humano. Estos propósitos han sido estudiados fundamentalmente por la Lingüística y la Comunicación, de forma que, por lo común, se ha dado una función del lenguaje por cada factor de la comunicación que interviene en el proceso, siendo lo más normal que una función domine o prevalezca y las demás le estén subordinadas.1
Varios han sido los lingüistas que han estudiado y propuesto clasificaciones de las funciones del lenguaje; por orden cronológico son:
Según Karl Bühler:
El lingüista Karl Bühler postuló que solo existían tres funciones:
La función simbólica o representativa se centra en las cosas, seres y relaciones del mundo real o universos imaginarios posibles, de las cuales da cuenta o informa objetivamente. Se centra en el factor de la comunicación referente. Es la función primordial o principal del lenguaje, pues es la que transmite información más amplia. Emplea símbolos. Es la única específica del ser humano.
La función sintomática o expresiva, en virtud de su dependencia del factor de la comunicación emisor, cuyos sentimientos refiere o expresa. Emplea síntomas.
La función señalativa o apelativa, mediante la que se influye en el factor de la comunicación receptor del mensaje denotando órdenes, mandatos, sugerencias o preguntas. Utiliza señales.
Estas tres funciones se dan asimismo en la comunicación mediante signos no lingûísticos y solo la función referencial es específicamente humana: las otras dos se dan también en la comunicación animal. Por demás, esta triple división en realidad calca la estructura del signo lingüístico: significado, significante y referente.
Según Roman Jakobson
El modelo de Bühler le parecía incompleto a Roman Jakobson, quien redefinió sus funciones y añadió otras tres sobre los ejes de los factores de la comunicación:
Función referencial, representativa o informativa:
Es la función del lenguaje relacionada con los factores de la comunicación referente y contexto, es decir, cualquier cosa exterior al propio acto comunicativo. Es la función más evidente y primordial a primera vista, pues se encuentra en todo acto comunicativo. Se da cuando el mensaje que se transmite puede ser verificable y reconocemos la relación que se establece entre el mensaje y los referentes externos del mismo. Los recursos lingüísticos principales de esta función son los deícticos. Utiliza un lenguaje de significado denotativo (el significado primario de las palabras). Prevalecen los sustantivos y verbos, la entonación enunciativa o aseverativa y el modo verbal indicativo, que es el modo de lo real; es la más común en textos informativos, científicos y periodísticos (en el género denominado noticia).
Se ha denominado de diversas maneras; Bühler la llamaba "simbólica", pero también representativa; otras denominaciones son denotativa, cognoscitiva o referencial. Brinda conocimientos, conceptos e información objetiva.
Los textos que la contienen se caracterizan por ser objetivos, monosémicos y unívocos. Esta función la encontramos en los llamados textos científicos, cuyo propósito es ofrecer conocimientos. Se caracterizan por aludir a lo extralingüístico, es decir, a nuestro entorno o lo que nos rodea y se emplea cuando pretendemos transmitir una información sin hacer valoraciones sobre ella ni pretender reacciones en nuestro interlocutor. De esta función emana el archigénero literario narrativo o épico.
Función emotiva o expresiva:
Suele identificarse con el factor de la comunicación emisor. Con frecuencia lleva su verbo en primera persona, aunque no siempre (por ejemplo: "¡Qué bonito es el Mediterráneo!") y su significado suele revelar o desahogar un sentimiento físico ("¡Ay!") o psíquico ("¡Maldita sea la economía de este país!") del emisor del mensaje. Esta función le permite exteriorizar sus sentimientos y estados de ánimo, así como sus deseos o el grado de interés o de apasionamiento con que aborda cualquier comunicación y siempre se centra en el emisor:
Niña, te quiero tanto,
niña, tanto te quiero,
que si me sacan los ojos
te miro por los agujeros.
Es bueno aclarar que la expresividad no se da aparte de lo representativo, sino que es una función del lenguaje que permite una proyección del sujeto de la enunciación pero con base en una representatividad. Así, en expresiones corrientes como "esa mujer me fascina" o "¡qué mañana tan hermosa!", predomina, sin duda, la función expresiva, pero con un soporte de representación simbólica dado por la alusión a unos referentes.
Para concluir, observemos que la función expresiva o emotiva se manifiesta gracias a los significados afectivos o connotativos que se establecen sobre la base de los significados denotativos: cuando hablamos, expresamos nuestro estado de ánimo, nuestras actitudes o nuestra pertenencia a un grupo social, damos información sobre nosotros mismos, exteriorizamos síntomas, aunque no tengamos siempre plena conciencia de ello. El emisor se comunica para transmitir la información centrada objetivamente en la realidad exterior referente a las ideas que tiene sobre ella. Permite comunicar a otros estados de ánimo, las emociones. De ella emana el archigénero literario lírico o poético.
Función apelativa o conativa:
Se llama conativa del latín "conatus" (inicio), porque el emisor espera el inicio de una reacción por parte del receptor.
Se centra en el receptor. Es la función de mandato y pregunta. El emisor intenta influir en la conducta del receptor. Sus recursos lingüísticos son los vocativos, modo imperativo, oraciones interrogativas, utilización deliberada de elementos afectivos, adjetivos valorativos, términos connotativos y toda la serie de recursos retóricos. Se da en lenguaje coloquial, es dominante en la publicidad y propaganda política e ideológica en general. Mediante el uso de esta función se pretende causar una reacción en el receptor. Es decir, con esta función se pretende que haga algo o que deje de hacer. Ejemplos:
Ejemplo: cuando decimos «¡Míralo!» o «Abre la puerta, por favor».
Ejemplo: «¡Cierra la puerta!» - «Observen las imágenes y respondan». Puede ocurrir que una frase aparentemente referencial esconda una función apelativa.
Ejemplo: «La ventana está abierta» - Puede estar haciendo una mera descripción de un hecho, pero también puede haber un contexto: «Cierra la ventana».
Dentro del mensaje se invita al oyente a que haga algo. De ahí que también las preguntas pueden considerarse dentro de esta función, ya que esperan respuesta: "¿Hiciste lo que te encargaron?". De esta función emana el archigénero literario teatral o dramático.
Función metalingüística:
Se centra en el propio código de la lengua. Se utiliza para hablar del propio lenguaje, aclara el mensaje. Se manifiesta en declaraciones y definiciones y en la lengua escrita se percibe señalándole con comillas o cursivas: "Pedro tiene 5 letras". En la lengua oral, la palabra destacada recibe una entonación especial o se destaca con el acento de intensidad: "El es un artículo". De esta función emana el archigénero literario didáctico.
Función poética o estética:
Esta función está orientada al mensaje. Aparece siempre que la expresión atrae la atención sobre su forma, en cualquier manifestación en la que se utilice el lenguaje con propósito estético. Sus recursos son variados, por ejemplo la figura estilística y el juego de palabras. Esta función se encuentra especialmente, aunque no exclusivamente, en los textos literarios. Ejemplo: En el silencio solo se escuchaba / un susurro de abejas que sonaba.
Función fática o relacional:
Esta función está orientada al canal de comunicación entre el emisor y el receptor. Su propósito es iniciar, prolongar, interrumpir o finalizar una conversación o bien sencillamente comprobar si existe algún tipo de contacto. Su contenido informativo es nulo o escaso y se utiliza como forma o manera de saludo.
La finalidad de la función fática no es principalmente informar, sino facilitar el contacto social para poder transmitir y optimizar posteriormente mensajes de mayor contenido.
Constituyen esta función todas las unidades que utilizamos para iniciar, mantener o finalizar la conversación. Ejemplos: Por supuesto, claro, escucho, naturalmente, entiendo, cómo no, OK, perfecto, bien, ya, de acuerdo, etc.
Está presente en los mensajes que sirven para garantizar que el canal funciona correctamente y que el mensaje llega sin interrupción.
video:
fuente:
https://es.wikipedia.org/wiki/Funciones_del_lenguaje
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